Vida nueva en Cristo Jesús

 

REFLEXIONES

 

LA ORACION Y LA PACIENCIA

Por: Pastor. Jorge Enrique López.
 

 
 
Pacientemente espera a Jehová, y se inclinó a mí y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso;  puso mis pies sobre peña y enderezó mis pasos. Salmo 40; 1-2.

Hace unos días me encontré con una mujer cristiana, que agobiada por los sufrimientos me decía: Pastor, no volveré a la iglesia, pues Dios se ha olvidado de mí, ya ni me responde. No son pocas las personas que dicen ser cristianas y usan este mismo lenguaje de decepción. Creen que realmente el Señor se olvidó de ellas, y empiezan a buscar la mano del hombre, y de verdad, abandonan la esperanza en la palabra y en las promesas de Dios.


En el libro de Deuteronomio 32; 39 Dice: Ved ahora, que YO, YO SOY, Y no hay dioses conmigo; yo hago morir y yo hago vivir; yo hiero y yo sano; Y no hay quien pueda librar de mi mano. Esto quiere decir: Que si el hiere; hay que esperar que el mismo sane. Él se ha comprometido a ello. Y las palabras de Dios, como sus promesas; son fieles y son verdaderas.

El primer libro de Samuel 2; 6-8. Confirma lo anterior: Jehová mata, y el da vida; El hace descender al Sehol, y hace subir. Jehová empobrece y el enriquece; abate y enaltece. El levanta del polvo al pobre, y del muladar exalta al menesteroso; para hacerle sentar con príncipes y heredar un sitio de honor. Aquí hallamos la razón lógica y real, para aprender a esperar en él, a través de la oración.

Entonces, aprenderemos que cuando nos arrodillamos a orar para solicitar algo de Dios, él se ha comprometido a respondernos, pero debemos esperar el tiempo de Dios.
Dios es Espíritu, no habita el tiempo como nosotros. La oración entonces, debe estar revestida de esperanza y de paciencia. La mano que hiere, es la misma que sana. El que abate, es el mismo que exalta, el que quita la vida, es el mismo que hace subir del sepulcro; Y el que empobrece, es el mismo que también enriquece. Definitivamente; hay que esperarlo.

Bienaventurado aquel, cuyo ayudador es el Dios de Jacob (Jesucristo). De donde vendrá mi socoro?...

En la 1ª carta de Juan. 5; 14. Dice: Y esta es la confianza que tenemos en el, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. No dice que nos responde: Nos oye. Evalúa si nuestra petición es correcta, si lo que pedimos está dentro de sus propósitos, si no nos hará daño, etc. etc. El verso subsiguiente dice: Y si sabemos que él nos oye en cualquier cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho. La segura respuesta conforme a su voluntad.

Entonces la oración demanda paciencia para esperar la respuesta de Dios.

 

 

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